miércoles, 15 de abril de 2020

Silencio

El mundo se destruye en silencio.
Silencio de Hiroshima y Nagasaki, cuando en un segundo estruendoso se creó el más espantoso vacío.
Silencio de Auschwitz y Birkenau, donde en celdas de concreto gases celestiales ahogaban los gemidos penitentes.
Silencio de las estepas rusas donde la asesina tenaza abraza almas coterráneas.
Silencio de la espesura africana donde el color rige la vida y la vida se acaba en pasión.
Silencio el chileno, argentino y uruguayo donde el rítmico paso de las botas ahogan miles de gargantas en un cruel sollozo.
Silencio el del paso triste y doloroso del expulsado, del mal querido, del sin patria, del eterno refugiado sin voto ni voz.
Silencio del trabajo capital que te exprime el cuerpo sin parar y desecha tu alma en un falso manantial.
Y al final, el más espantoso de todos los silencios: el nuestro.

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